PEDRO ARMENDÁRIZ

Pues se nos fue Pedro Armendariz Jr. Y es una verdadera pérdida para el ambiente artístico de México, puesto que es uno de los mejores actores que ha dado este país. Un hombre que se dió a la actuación y que, literalmente dejó su vida en ella. No era amigo de los escándalos ni de la vida demasiado expuesta a la que se entregan la mayoría de los actores y actrices jovenes de la actualidad. Mucho deberían de aprender de este hombre que, aún con dolores debido a su enfermedad, seguía presentándose a trabajar.
Que descanse en paz.



¡CLÁSICO!

Bueno pues ya acabó el clásico ¿y qué creen? . . . perdimos. Sin embargo esto no es lo que más duele. Duelen las burlas, claro que duelen. Duele la humillación, claro que duele. Pero no es lo que MAS duele, pues muchas veces hemos estado en el lugar de enfrente y aunque, particularmente yo, no acostumbro burlarme de nadie ni mucho menos insultar o poner nombres ofensivos, la realidad es que muchas otras veces hemos estado arriba y lo hemos disfrutado como locos. Sé que tarde o temprano habrá otra oportunidad para celebrar. Pero decía, lo que más duele es otra cosa. Lo que más duele es la falta de pasión, la carencia de amor a la camiseta, las ganas de salir a romperse el alma y no salir a romperle la cara al compañero rival. Lo que más duele es ver la indolencia de tu equipo, ver que no sienten vergüenza, que no hay pundonor, que no hay orgullo. Lo que duele es ver a un Cervantes golpeando arteramente a un jugador rival que con toda lealtad te ha ganado todos los mano a mano. Lo que más duele es saber que esas escenas las están viendo miles y miles de seguidores por todo el país y el extranjero, y que muchos de ellos pensarán que esa es la manera correcta de reaccionar ante la imposibilidad de ponerse a la altura con futbol. Lo que hace hervir la sangre de una aficionada como yo, es la incompetencia de los jugadores de tu equipo. Yo si llevo en mi pecho los colores de América, pero antes que verlos ganar, quiero verlos jugar, disfrutar y entregarse por entero a un equipo que es mucho más que eso, es una institución que durante muchos años nos regaló hermosos momentos de emoción, de triunfos, de juego bello, de pasión, entrega, orgullo. Aquellos años cuando jugar para el América era un orgullo, pero también un compromiso. Estoy convencida de que Carlos Reinoso es el adecuado para infundir en esos chicos, ese amor por el equipo. Solo espero que los que están en la administración entiendan que hay que darle tiempo y hay que dejarlo armar a ese equipo de nuevo. Y no estaría nada mal que todos los administrativos asistieran a una que otra charla de Reinoso, para que sepan cual es la forma correcta de ver, sentir y amar un equipo que debes llevar en el corazón, en la sangre, en la cabeza y en los pies.

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